Tradición, sencillez y funcionalidad. [260312]




Cuantas veces nos preguntamos… ¿quién sería el arquitecto que ideó y dirigió la construcción de tantas hermosas casas que se elevan dentro del tejido urbanístico de Torres con esa mágica discreción? ¿Quién sería el arquitecto que configuró tantos de esos espacios que confieren a Torres esa belleza especialmente apacible que le caracteriza?

Quizás no hubo, ¿verdad? Quizás precisamente fue esto lo que garantizó su hermosura, convirtiendo con el paso del tiempo a sus constructores en grandes arquitectos. Parece como si descargando al proyecto de la necesidad de destacar o de  tener que ser una creación singular, se consiguiese de forma natural una obra bella y armoniosa.

¿Qué tiene la fachada de la casa nº 129 de la calle Baltasar Garzón Real? ¿O la casa nº 4 de la calle Peñuelas? ¿Qué hace que el caos formal de sus huecos transmita tanta serenidad y armonía? ¿Qué orden rige la disposición de sus ventanas? ¿Por qué resulta tan serena y apacible la mezcla de tanta variedad en el tamaño de los huecos?


Probablemente por la aplicación de una única lógica: la permanente búsqueda de La Sencillez y La Funcionalidad. 

Nuestro proyecto quisiera hacer un homenaje, desde la piel que lo envuelve, a todos los grandes constructores que probablemente, sin quererlo, han sido para los arquitectos el mejor ejemplo de "saber hacer".

Una piel blanca y continua, a base de cal grasa apagada, llena los vacios de tamaños irregulares, a veces escasos y dispuestos de forma desordenada, tal cual lo hacen las mismas cavidades de la peña que limita el parque de "La Constitución" de Torres  que cierra el pueblo.

Una piel que cubre también al completo y de forma continua todo el volumen de la edificación, tratando del mismo modo tanto a las fachadas como a sus cubiertas, que en definitiva serán las que asuman la responsabilidad de intentar recuperar la imagen original de Torres. Esa estampa del pueblo que podía contemplarse en los años 50 desde lo alto de su sierra.